sábado, 3 de agosto de 2013

Ella decidió morir
A nadie nos ha sido dado saber la razón
Se le dio la vida y ella decidió terminarla, arrancarse de este mundo
Suya era, los demás sólo observamos,
sentimos que la eternidad atraviesa nuestros brazos
Que caen a los lados de nuestro cuerpo vivo sólo por casualidad
Observamos su no estar (ninguna otra cosa podemos hacer)
Entendemos el hecho, escupimos en el rostro de la muerte, pero ella sonríe, no sabe hacer otra cosa
Sí, sabe tomar las vidas que se le ofrendan, sabe llevarse lo amado
Y he ahí porqué odiamos su saber, su actuar, su existir
Rabiosos la odiamos, ese odio alimenta nuestras lágrimas, nuestro desvalimiento
Somos otra vez niños en medio de la oscuridad
Pero nuestro cuerpo adulto entiende que debemos limpiar nuestras lágrimas y seguir
Nos ha sido dado existir, existimos heridos
(esa herida es regalo de la muerte)
Caminamos entonces

Sabemos que la herida devendrá cicatriz.