domingo, 19 de julio de 2009

Rapto (XXIV)

Quiero todas las muertes que nacen de tu amor. Quiero tu voz, tu lengua completa, quiero el silencio que no sabes darme, quiero dejar de querer todo lo que tienes y te llevas cuando te vas, quiero la única mentira que no quieres decirme, quiero la sombra del tiempo, el temperamento, quiero el silencio de tu beso, encontrarte ahora, deshacerme de ti, no creer que la vida sea tenerte, quiero que despiertes conmigo, quiero la ausencia total de tu voz, quiero las ansias, las distancias, las jactancias, las desordenadas hordas de las caricias que bajo la sábana das, quiero el miedo, el dolor, la rabia, la insatisfecha duda, la gran duda, la no existencia, la verdadera muerte la quiero ahora, aquí y ahora, quiero desnuda verte, siempre, quiero dormirme y que estés allí cuando despierte, quiero no verte, no saber si has muerto, quiero hablarte, desnudarnos, quiero toda la extensión de tu piel, quiero todos los movimientos de tu lengua, toda tu saliva ahora y siempre, quiero tocarte quiero que sepas que me quieres porque te toco, porque beso profundo ese lugar de ti que tú amas, porque te abrazo y no quiero que pase un día sin besarte, quiero olvidar mi nombre sobre tu cuerpo, quiero abrirme a todas las mentiras cuando estoy allí, contigo, en esa cama que no es nuestra ni lo será, quiero conmoverme tanto de que estés conmigo que olvide todo paisaje en ti, quiero dejar de pensar que esto es toda la vida, quiero abrirte camino hacia mí, quiero entender, gritar, reír, enmudecer, quiero dejar de inventarme esta voz para tocarte ahora, y tocarte de verdad, quiero que sientas que soy el mar si me tocas, quiero estar entre tus piernas quiero conmoverte para conmoverme, quiero decir tu nombre y que tú me oigas, quiero olvidar el miedo, quiero hacerte aparecer con el hechizo de estas palabras, para abrazarte, besarte, tenerte en mi sueño aquí y ahora, durante el siempre que dure mi vida, o la tuya, o hasta la muerte de uno de lo dos, quiero abrirte como a un libro, quiero cerrarte como a mi boca, quiero enseñarte que no es el tiempo el mejor lugar para vivir, sino el silencio, en el sólo los cuerpos nos murmuran sus secretos, esos que a solas y cada uno por su cuenta puede sentir, quiero orgiásticamente estar en ti para que sientas el calor del mar que soy, quiero encontrarte aquí y ahora, todos los días para mi deseo, para mi lujuria, para mi lengua, para mi cuerpo todo, para mi piel, para mi sueño, para la vigilia, para cada momento para cada día, para cada fracción de segundo porque hoy, aquí y ahora tu nombre es vida y no silencio, ni prohibido, ni otro, ni ajeno, ni mentira, tú eres ráfaga de viento, fuente, mar, delirio, alucinada vértebra de la vida, por eso quiero tenerte cada día de mi vida, por eso quiero desmayar contigo y dormir y comer y volver a esa cama que no es nuestra ni lo será, porque ahí, a ese lugar al que regresamos siempre es el sitio donde quiero estar en el momento en que tenga que morir, quiero estar allí, contigo, tendida luego de dormir porque quiero morirme viviendo, quiero ser el río por donde bajas hacia lo más intenso de ti; quiero que me desees a muerte, como te deseo yo, aquí y ahora ¿hasta siempre? No sé si sólo ahora, pero aquí y ahora esto sé.