miércoles, 15 de diciembre de 2010

15 de diciembre 2010

Todas las mañanas del mundo no suena en mis oídos ahora. Leo palabras de amigos que están lejos. Experimento el silencio en todo su esplendor. Veo las líneas oscuras que hacen objetos concretos sobre la claridad que vierte el sol en la pared. Para eso estoy viva hoy. Escribo como si cortara una naranja. Veo como si fuera el último acto. Leo. Siento frío en la mano derecha. No soy estas palabras y sí. En el último territorio que es también el primero me compacto, hablo de mi cuerpo, del minuto presente. Hablo de no estar y de inevitablemente continuar. Gracias de todos modos. Gracias es la palabra, la primera palabra que digo en voz alta este día.
Gracias.

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